lunes, 20 de octubre de 2014

Las langostas de la sociedad

Conocimiento. El saber de algo, conocer lo que nos rodea, tener consciencia de por qué hacemos eso... ¿Dónde han quedado todas estas razones? Hoy en dia, estudiamos porque si no nos come la cucaña, pero no lo hacemos por placer por tener una cultura, por saber el porque de las cosas.
Nos dejamos todas las mañanas la curiosidad del saber en casa, acostada en la cama, tan solo salimos a enfrentarnos con la realidad y a vivir lo que el destino nos tenga preparado ese día. 
Hay profesores que se enfadan porque leemos un texto o nos dan una explicación sobre cualquier tema y no preguntamos alguna palabra que no entende
mos o, por qué es necesario el manganeso en el cuerpo humano y, tienen razón: escuchamos, leemos, copiamos, acatamos y memorizamos como loritos sin razonar, entender o encontrar el sentido de las cosas. 

Con esto creo que he llegado a la conclusión de que si, somos acríticos, pero porque estamos programados así, como dije en alguna de mis anteriores entradas, vivimos más pendientes de la batería del móvil que de ser alguien en la vida.

Hace unos meses, antes de acabar el anterior curso, iba hablando con una compañera en el bus sobre el último tema de historia. Íbamos repasando fechas, contando hazañas, completando la explicación la una de la otra... la satisfacción en ese momento que sientes, vale más que cualquier sobresaliente en el examen. Te sientes útil, que puedes aportar algo a los demás, a la sociedad, tu cultura, que salga alguna pregunta relacionada en algún concurso y que sepas contestarla bien bajo la mirada de orgullo de tus padres de "mi niña tiene futuro".

Debemos ser más curiosos, preguntarnos constantemente el por qué de una fórmula de matemáticas, o porque lo haces de una manera o de otra y, sobretodo debemos aprender a razonar, creo que ya nos comen demasiado el cerebro como para volvernos inútiles perdidos como la película de Bruce Wilis "Los sustitutos". 

La realidad de las cosas es muy bonita, por muy dura que sea y en vez de dar la espalda a lo que nos asusta, nos da miedo o simplemente no nos afecta directamente, debemos salir de nuestro hormiguero tan humanos que nos creemos y dar la cara ante las langostas de la vida.

domingo, 19 de octubre de 2014

Cucarachas.

Una vez más, la teoría se confirma. Hace unas semanas, se dio a conocer el primer contagio fuera de África de la enfermedad de moda "Ébola". Sinceramente creo que la gente no se tiraba por las ventanas por miedo a lo que pensara el vecino, los informativos eran un hervidero de noticias sobre información de la enfermedad, como se contagia, que efectos causa en el organismo etcétera. 
Los de arriba buscaban culpables para quitarse ellos el bulto y no reconocer que lo habían hecho mal. La víctima fue la enfermera que estaba haciendo su trabajo y que si, seguramente sea una negligencia de ella, pero el protocolo que la OMS había propuesto no fue cumplido por los de arriba. Ese protocolo era 20 día en cuarentena para evitar que si se había contagiado no se propagase. 
El gobierno lo ha hecho fatal, podría haberse formado una pandemia, incluso la bolsa a bajado. Normal, a ver que turista quiere venir de vacaciones a un país donde hay un bicho por ahí suelto porque su gobierno hace las cosas a lo loco, sin pensar en las consecuencias y, por supuesto nos encontramos una bomba, nos la llevamos a casa y la desactivamos con dinero público.

Pues después de esta tensión mediática que se ha formado, ¿qué ha sido del ébola en esta última semana? Los informativos solo dan pequeñas pinceladas del estado de salud de la afetada y pasan directamente a las tarjetas negras de Bankia y a envenenarnos la sangre con la cantidad de hijos de su madre, hijos de su padre y nietos de sus abuelas que en este país.

Al igual que en Estados Unidos cuando un locutor de radio decidió hacer pensar a todo el país que los extraterrestres estaban llegando a la tierra y la gente saqueaba tiendas, se escondía en bunkers, saltaba por las ventanas...vamos un auténtico caos, aquí ha pasado lo mismo. La enfermedad es real, por nos lo han puesto tan tan tan negro, que nos hemos creído que este era el fin de la existencia humana. Somos demasiados, somos muy perjudiciales, somos el cáncer de la tierra, pero somos lo suficientemente cucarachas como para resistir al pesticida.